28 de febrero de 2008

AMBA y Salud

El AMBA (area metropolitana de Buenos Aires) tiene serios problemas de financiación de la salud publica. EL GBA en particular atraviesa un momento crítico. Veamos lo que dice el Dr Mario Rovere, entrevistado sobre el tema: En el último tiempo se repitieron conflictos en el ámbito sanitario, en distintos ítems: laborales, de infraestructura, de escasez de insumos o de personal, de atención al público.
¿Coincide con una percepción pública que parece diagnosticar una suerte de crisis del sistema
sanitario público?
Mario Rovere: El AMBA, en especial en la temática salud, presenta una falla estructural muy importante: la infraestructura sanitaria no ha acompañado el crecimiento demográfico. El Área Metropolitana se ha expandido década tras década, en un anillo de crecimiento que es excéntrico teniendo en cuenta a la Capital, y podríamos decir que la infraestructura en salud está uno o dos censos atrasada. Eso produce un efecto muy particular sobre la organización de los servicios
públicos de salud. Uno percibe la relación cama por habitante, y te da que en la Ciudad de Buenos Aires hay cuatro camas cada mil habitantes, en los municipios colindantes, sacando La Matanza,
tenés una cama cada mil, y en el resto, 0,5 cada mil.
Ya de por sí, es obvio hasta para un observador desapercibido, la falta de infraestructura en el área metropolitana, sobre todo en los municipios del Gran Buenos Aires. La disparidad entre Capital y GBA es histórica pero se agravó en la década de los ’90, cuando la brecha se hizo más grande. La provincia de Buenos Aires, además, delegó muchas funciones prestacionales en los municipios. En algún sentido, la provincia
no gobierna siquiera la red pública del servicio de salud de la propia provincia. Para darte una idea, el 50% de los hospitales bonaerense son municipales. La primera cosa que se produce, es una babel organizacional, una gran cantidad de decisores incluso dentro del sistema público, una inequidad en la distribución de los recursos en salud por habitantes, y una inequidad si tenés en cuenta ese gasto por distrito. Eso te da una brutal disparidad.
P: marcabas la brecha entre Ciudad y GBA. ¿Y al interior del GBA, también se presentan distancias entre municipios?
MR: Vuelven a repetirse, esta vez entre los municipios del primer anillo y los del segundo anillo. Para que te des cuenta de la brecha, la distancia que hay entre la provincia con más inversión en salud y la de menos gasto, es menor que la que existe dentro del área metropolitana. Entonces, el área metropolitana es la zona más injusta del país en lo que tiene que ver con inversión pública en salud. Además, vos tenés una relación inversa entre sector público y privado. Aquellos municipios que están caídos en inversión pública, tienen mayor inversión privada. La
brecha entre el gasto de provincia y Ciudad se fue abriendo para alcanzar el punto máximo en el 2001. En el 2002, la crisis asistencial de la provincia alcanzó tal magnitud que hizo que fuera denunciada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por las condiciones en las
que estaban las estructuras sanitarias, por instituciones como por ejemplo el Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS)
P: ¿Por qué se da esta brecha entre Ciudad y Provincia?
MR: Tengo una lectura que puede ser política. Es producto de la relación Menem (Carlos, presidente de Argentina) y Duhalde (Eduardo, gobernador de Buenos Aires) que se pacta sobre la base del Fondo del Conurbano, que es tomado como un fondo extraordinario.
El Fondo tapa las divergencias hasta el momento en que no hay más Fondo. Las gestiones siguientes empiezan a quedar deslucidas en general, y en el tema salud en particular. Evidentemente, la situación arroja un problema estructural que hay que resolver y que tiene que ver con la falta de equidad que en Argentina, y en cualquier parte del mundo, significa al menos equiparar el gasto público por habitante en los distintos distritos. Porque sino uno aceptaría distintos tipos de ciudadanía, un ciudadano de Florencio Varela es distinto al de Vicente López, Morón o San Isidro.
P: Mencionabas como problema medular la falta de inversión en infraestructura. ¿Qué otros
problemas presenta el sistema sanitario de la metrópolis Buenos Aires?
MR: quiero dejar afuera cualquier análisis que sostenga que hay distritos que tienen que pagarles a otros. Esto es importante marcarlo. Lo primero que vas a escuchar en términos sanitarios es la factura de Ciudad a la provincia de Buenos Aires. No hablo de ninguna factura o que haya que compensar. Este es un pésimo sistema de salud si tiene que concentrar infraestructura de esta
forma. La infraestructura tiene que estar cerca de la gente, no hay ninguna explicación para que una persona de La Matanza se tenga que venir a Capital a atender. El problema es estructural en ese sentido, es falta de inversión pero también de utilización de esa inversión. La crisis en la provincia de Buenos Aires también se la percibe porque hay actores organizados, los trabajadores de salud están organizados, que han planteado reivindicaciones, algunas de carácter laboral, gremial, y otras que tienen que ver con el propio sistema de salud y que están vinculadas a la defensa del sector público. Diría que, en términos generales, no han sido acompañados por las
políticas públicas. En lo que ha habido ciertos avances es en la atención primaria de la salud. Igualmente, lo que hay que replantear es la infraestructura hospitalaria porque si vos expandís sólo atención primaria es como una aspiradora sin bolsa detrás: se aumenta en captura, identificación, pero no está el hospital detrás que resuelva problemas más complejos.
P: En este punto, hay dos paradigmas, uno que se centraliza en los hospitales, y otro, este
con mayor preponderancia en la actualidad, que focaliza en la prevención, en la descentralización.
Vos planteas una articulación entre ambos…
MR: Absolutamente. El hospital de autogestión dejó afuera a los centros; la política actual de atención primaria deja afuera a los hospitales. En realidad, produce un mensaje esquizofrénico para el servicio de salud, cuando en realidad la capacidad resolutiva está en la red, ni en los hospitales ni en los centros de salud. Si no se tiene una política para las dos cosas, se da una especie de hipertrofia de ambos esquemas.
P: ¿Cuál es hoy el principal problema sanitario que presenta la metrópolis Buenos Aires?
MR: Hay algunos problemas ocultos y otros manifiestos.El manifiesto es la accesibilidad diferencial a los servicios sanitarios. O sea, si tomaras en términos de tiempos,
cuánto te toma acceder al servicio resolutivo, podrás ver que las diferencias son tan abismales como todo el problema de circulación urbana, pero en esa diferencia se te va la vida, y no en casos complejos. Entonces, el principal problema es la accesibilidad al servicio de salud de urgencia, con capacidad resolutiva.
Otros problemas no manifiestos, pero sí muy serios tienen que ver con la interface entre salud y ambiente. La Ciudad fue definiendo su funcionalidad y lugares que eran pensados como insalubres hoy se fueron urbanizando, como pueden ser las zonas inundables, etc. Tenemos
también el tema de falta de redes de cloacas, el problema del Matanza-Riachuelo, etc., todos problemas ambientales que no tienen un tratamiento apropiado.
P: Vos mencionabas al principio la importancia de la inversión pública lo que me lleva a la
pregunta por el rol del Estado.
MR: El tamaño del problema requiere la participación del Estado en salud. El Ministerio de Salud
nacional debió haber intervenido en el área metropolitana porque se trata de un problema interjurisdiccional, y si la Nación no se mete en los problemas en los que intervienen distintas jurisdicciones para qué queremos Nación.


No puede pensarse que se arregla con conversaciones multilaterales. Hay estructuras que deberían presentarse sistemáticamente, y para eso es necesario un lugar de observación sistémico, por eso creo que en esta Babel hace falta el Estado Nacional.


P: Y en términos más abstractos, ¿Cuál debiera ser el papel del Estado?
MR: Argentina tiene un grave problema que tiene que ver con la inequidad territorial del gasto público y se manifiestan en las áreas de servicio como educación y salud, donde los problemas de presupuestos se traducen en fallas de infraestructura. Se podría hacer un ajuste de
la variable “camas por habitantes”, sacando, por ejemplo, “camas públicas por población no asegurada”, y obtendríamos que mientras la cobertura promedio nacional está en el orden del 55% de la seguridad social, en el área metropolitana hay lugares que no llega al 20%. Entonces, la responsabilidad del Estado es mucho mayor, porque tengo casi toda la población sin asegurar. Si entonces, uno ajustara la inequidad de acuerdo a la población no asegurada veríamos que el área metropolitana es más injusta aún.


idM informe digital Metropolitano,Nº37 - Abril de 2007
El Id Metropolitano es una producción de Fundación Metropolitana.
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Fundación Metropolitana.Planeamiento Estratégico para la Región Buenos Aires